Estamos en un periodo de
agitación continua, nos levantamos con la nube podemita y nos acostamos con su
tormenta.
Nos ofrecen lo que pidamos,
aunque ya no tanto. ¿Queremos que los ricos paguen y sufran? lo tendréis. ¿Queremos que los terroristas vuelvan a sus
casas libres de toda culpa? se os concederá. ¿Queremos darle una patada en el
culo a Merkel? seréis los primeros. ¿Queremos que no haya pobres en el mundo? se
hará, etc.
Los ricos y la casta política ha
de dejar de manejarse como hasta ahora lo ha hecho, el sistema debe de ser
otro, el que nosotros vamos a instaurar, ese en el que si nosotros nos llevamos
la pasta, no pasa nada, además es como tiene que ser. Así que, el periodismo que calle, ya daremos
cuenta de ellos cuando tengamos el poder, solo hablaran los que a nuestro
juicio lo hacen bien y al que no entre en el juego, caña al mono.
Estos nuevos líderes están
exhibiendo unos modales de intransigencia totalitaria que pone los pelos de
punta. Vaya con la casta universitaria, esa que lleva viviendo de nuestros
impuestos al igual que la casta que denuncian, toda su vida, que no ha
trabajado nunca, que no sabe lo que es ganarse el sustento.
Se está produciendo con está
partido un fenómeno de subyugación colectiva muy propio de las masas en acción.
El problema para ellos, es que cuanto más tiempo pasa, más evidente se hace que
detrás de tanta frase vacía hay emboscado un talante antidemocrático que es
obligatorio denunciar y combatir y digo combatir para seguir en la línea dialéctica
que marcan ellos, esa que es de guerra, una guerra que dicen ellos que les han
declarado y que son ellos mismos los que la han iniciado.
El señor Monedero y el señor
Iglesias, se han pasado mucho tiempo desafiando a un estado consolidado, a
través de tertulias televisivas baratas y preunivesitarias y claro la respuesta
es la que se podía esperar, les han levantado la alfombra y se les ven las
arrugas de sus discursos.
Y al final como respuesta común entre
nosotros y la famosa casta que denunciamos, la de siempre; nos persiguen, nos han declarado la guerra el
periodismo, ese mismo que nos ha permitido expresar nuestro discurso a la
saciedad y nos han aplaudido y vitoreado, quieren desgastarnos, etc… Más y más de lo mismo.
Parece como si hubiera venido
algo nuevo y fresco, directo a solucionar todos nuestros problemas y lo único
que está pasando, es que la izquierda está renovando su piel, más agresiva, más
antigua, pero mucho más atractiva para el indignado y el desahuciado, de donde
se genera su caldo de cultivo. A la hora de la verdad, seguirán siendo los
mismos, con el apoyo de la divina juventud que pide desde todas sus hormonas
revelarse ante todo, es inevitable y quizás con algún apoyo más de algunos
socialistas oportunistas en busca de sillón.


